Hay días que parecen hechos a medida. Hoy, sin duda, es uno de ellos.
Pero a la medida de una pequeña atleta chinita, que a ella sí le habrá ido bien.
En mi caso, es uno de esos días en los que acabas harto de todo y de todos. El mundo se pone los guantes de boxeo y empieza a dar derechazos. Duelen, claro que sí, pero no matan. Lo único malo es que cuando empiezas a asomarte al mundo y recibes un golpe, al final acabas volviendo a recluirte en las profundidades de tu pequeña y oscura cueva.
Estoy harto de las malas memorias y de las pirámides de prioridades. Estoy harto de tratarte bien y de que me trates mal. Luego no hay maldad en ti… dices. Yo quería pedir deseos, y tu deseo era coger por otro camino. Estás empezando a atinar en esa parte de mí que quiere mandarte a la mierda.
Estoy harto de los monotemas que me taladran el cerebro cuando menos oxígeno inunda mis pulmones y mi cerebro. Harto también de los que hablan sin respirar.
Estoy harto de egoísmos inesperados, harto de rechinar de dientes cuando todo va mal, harto de obligaciones inesperadas y contradictorias, harto de que me mangoneen, de recibir órdenes.
Estoy harto de no tener trabajo.
Estoy harto de que me intenten imponer opiniones y de que lo relativo resulte absoluto.
Estoy harto de los cotillas que solo buscan la obtención de datos sin aportar soluciones. Eso no sirve para nada, solo para hacer ver que tienes un agujero en la capa de ozono de tu privacidad. Quizás algún día ayudaron, pero ahora solo sirven para tocar los huevos.
Estoy harto de los fallos sistemáticos.
Estoy harto de los aprovechados, de los señoritos que van buscando un esclavo suplente con el que satisfacer los deseos que no pueden cumplir cuando se encuentran solos. A esa gente no le importo un carajo y ellos no me importan a mí, pero las circunstancias hacen que uno no pueda correr dentro de un lodazal. A ellos va dedicado la mejor y mayor elongación del tendón que estira mi dedo corazón.
Estoy harto de no tener a mi lado a esa gente que me hace falta tan a menudo y que se encuentra tan lejos. Y gracias a los que sí que están.
En fín, mundo, perdóneme usted mi falta de prosa, mi falta de ritmo poético, perdóneme las palabras malsonantes y mis impertinencias, pero hoy estoy harto de ti.
2 comentarios:
pues si estás harto haces muy bien en decirlo. Si te lo guardas es peor, porque es como el vino... va macerando y cogiendo 'madre' y hay veces que se vuelve vinagre... y eso es mucho peor... amos digo yo.
Tú lo que necesitas son unas vacaciones de tu vida ;)
Yo también las necesito ;)
Un besote y un abrazo grande ... tanto como yo o más... (y mira que eso es grande eh!!! ... y ni se te ocurra hacer mención a mi estatura, que te doy una colleja ... y ya las has probado)
Nita
Una declaración de intenciones.
Unos párrafos que dicen cosas claras aunque algunos no se den por aludido. Espero haber dado algún consejo o solución más o menos interesante para tus agobios vitales y sentimentales. Todo lo que se puede aportar desde mi posición de veinticincoañero.
Desde mi amistad, te doy todo mi apoyo señor de Nicanor.
Saludos. Wagneriano.
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