Si es que alguna vez tuvo que empezar. Pero bueno, lo que sí que creo es que se acabó la campaña que comencé hace algún tiempo para intentar convencerte de que merezco la pena. Se ve que tu no quieres darte cuenta, porque yo tengo claro que merezco la pena.
Esta duodécima carta no pretende ser una unidad metafórica mas, no pretende entrar en juego en el pelotón de las demás cartas que van dando rodeos e intentando engañar a la brújula, sino que sigue, simplemente, la dirección de las señales.
Vamos a ser sinceros. Vendo cara mi amistad, pero barato mi corazón. Lo primero se debe al exceso de experiencias, de lo segundo tiene culpa todo lo contrario. ¿Qué quieres que te diga?... mi corazón te lo he regalado, mi amistad no creo que seas capaz de pagarla. Para empezar, ya las has cagado como amiga.
Y bueno, aquí me tienes, tomando una decisión no definitiva, pero tajante. Y muy convencido de haberla tomado. “El mejor de los pecados: el haberte conocido”, de eso estoy seguro, y no me arrepiento, no me carga la conciencia. Y vamos al grano: después de muchas charlas y consejos, decidí que el número “
La primera fue un golpe chocante. No está bien quedar con dos personas a la misma hora del mismo día, y elegir al que mas tardó en citarte. La segunda fue previsible. Una hora no es bastante. La tercera fue definitiva. Porque eres peor que el SAS, que hay que coger cita con mucha antelación. Y luego hay un fallo en tu sistema y borras las citas porque te sale de… dentro.
Ahora has desaparecido de una manera extraña, te habrá tragado algún agujero negro provocado por una estrella fugaz desviada. Quizás eso fuera lo justo y necesario.
Y es que no tengo secretos, soy como un telediario, así me pasa, así lo cuento, pero porque se que los que leen esto me tienen cariño (de
Cuando comencé escribiendo estas cartas, tampoco pensé en llegar a doce. Al menos me has dado material para el blog. Si es la última, depende de ti, aunque cada vez menos.
4 comentarios:
como me alegro de no ser la musa de tus palabras... el desprecio que ahora mismo desprenden dañarían un corazón humilde, pero me da que la destinataria no lo es si planta tres pinos con una misma persona.
Ánimo y suerte...
Besos
No es desprecio, es desencanto, decepción, frustración,... muchos sentimientos negativos no rencorosos.
Lo que empieza siendo un día soleado y acaba nublado y con frío, no desagradable como la lluvía, pero si incómodo.
Lo importante es que te des cuenta que mereces la pena, porque sino te das cuenta mal lo llevas. Ella no ha sabido verlo porque es la ciega que todo lo oye y la sorda que todo lo ve, pero no utiliza sus sentidos de forma correcta.
Me alegra que llegue esta carta, porque significa que tu corazón sufrirá menos, y dentro de poco nada. Experiencias hay muchas, pero para sufrir ya hay tiempo.
Saludos. Wagneriano.
Las tragedias para el cine, no?
(Otra que vuelve a aparecer por aquí...)
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