sábado, 16 de mayo de 2009

Abonado al fracaso

No me salto ni una sola de las citas con él.

Cada paso que doy en esta vida contempla unas altas dosis de esta sustancia indeseablemente adictiva que se pega a los glóbulos rojos como si de un fuerte adhesivo de tratara.

Hoy he vuelto a sentirlo de cerca.

Se materializa en rostros jóvenes, en bellas facciones, en profundidades de iris y córneas que forman un paraíso adornado con unos arco iris que se que no me duran mas que el momento de pestañear. Otra veces se manifiesta en defectos, en disparos erráticos que normalmente hieren al inocente que pasa mas cerca del lugar del atentado, aunque ese inocente siempre sea yo.

En la soledad y austeridad de mi riqueza me da por pensar si la política de formateo mental es correcta o no, si quizás debería volver a desafiar a las leyes de la sociedad o si en cambio debería seguir contentándome con mi estabilidad hipócrita. Ella es la que me hace creer que todo debe ir bien, que todo saldrá bien, la que me miente mas que me habla y me ciega para que no pueda observar la puta realidad, que desfila ante mis ojos (abiertos en la vida o cerrados en el sueño) y me manda mensajes subliminales indicándome que el camino es único, aunque sea un calvario y una muerte garantizada.

Estoy seguro de que soy un cobarde, un desgraciado, un chiste de la ley de selección natural. Estoy seguro, también, de que haga lo que haga, pase lo que pase, mi felicidad depende de mi dependiente independencia. Estoy seguro, hoy mas que nunca, de que estoy abonado al fracaso mas simple e integrado de la raza humana.

No hay comentarios: