lunes, 21 de julio de 2008

Décima carta: en mi despertar.

Esta mañana tuve una revelación. No se ni cómo ni porqué, pero lo primero que pensé al despertarme (después de ver que tenía la mano dormida) fue en ti. Era una sensación extraña porque me agradó la idea de tener en mi mente tu rostro en los primeros compases del día, pero luego me acordé en la profunda tensión y nerviosismo que me proporcionas. Imagina como he pasado el resto del día.

No había movido ni un dedo de alguno de mis dos pies, cuando ya te había hecho ver que nada mas despertar me había acordado de ti.

Esta tarde escuché una frase que me impactó, y que vino al cuento en todos sus sentidos: “Cada vez que me despierto, pienso en ti. Esto significa una de las dos cosas siguientes: o me correspondes y me siento el mas afortunado del mundo por tener esa maravillosa sensación, o pasas de mi y entonces, querida amiga, estoy bastante jodido”.

Entendí perfectamente a quién lo dijo y sentí un escalofrío al verme mas jodido que maravillado. Luego la defensa activa de mi mente inició un escudo de energía verde que protegió mi mundo de los disparos paranoicos que procedían del interior.

Con esto solo quería expresarte como me he sentido hoy, como me he sentido en un día en el que he bebido de tu ausencia mas absoluta, de tu invisibilidad, de tu desaparición del mundo en el que habito. Con esto solo quiero cantarle a una pared, rezarle a un pagano y pedirle al sol que meta el agua en la nevera para que se enfríe. Quizás me esté volviendo loco de tanto pensar… un loco racional en la cola de irracionalidades, mientras la funcionaria de la ventanilla se lima las uñas, toma un café y le cuenta a su amiga por teléfono como se ligó anoche a su vecino del cuarto.

En fin, que me lío y no acabo. A ver si me despiertas con un poco mas de cariño cada mañana porque hoy ha sido un shock bastante gordo. A ver si me despiertas de esta pesadilla en la que vivo, a ver si al abrir los ojos te veo dormir. A ver si dejo de decir tonterías de una vez.

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